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07-10-2003

Azkena Rock Festival 2003, Parque De Mendizabala (Vitoria-G



Seguimos ocupándonos de los grandes festivales musicales del pasado verano. En la primera entrega de un extenso informe Azkena que tendrá varias partes, hoy comentamos los mejores momentos del primer día del evento.

Tras una primera edición celebrada en la Sala Azkena, con grupos tan interesantes como Mudhoney, BellRays y Federation X, y lleno total, pero, al fin y al cabo, minoritaria, los responsables del festival decidieron dar un completo giro en la segunda, con vocación masiva y desorbitado presupuesto. Así, nos ofrecieron una especie de Benicàssim del rock and roll, con la fundamental voluntad de reivindicar la década de los 60, que 40 años después, sigue bombeando ideas a la actual escena rock, raquítica en cuanto a imaginación. Con el cebo de la reaparición de Iggy & The Stooges, más de 10.000 personas de toda Europa viajaron a Vitoria para disfrutar de un cartel único. Y es que si alguien nos hubiera dicho hace unos meses que en un período de dos semanas íbamos a disfrutar de los directos de Thee Michelle Gun Elephant, Radio Birdman y Stooges, sencillamente, nos habríamos reído en su cara. Por este motivo, no podemos hacer otra cosa que agradecer a los organizadores del Serie Z y del Azkena que nos hayan sacado del tercermundismo festivalero en el que estábamos sumidos desde que el Serie B tiró la toalla y el Festimad se calzó el chándal. (Alfonso M. M., J.F. León)

Viernes, 12 de septiembre 2003

Escenarios San Miguel y Azkena / Los Paniks, Zein?, La Secta, Jason & The Nashville Allstars y Ben Vaughn Combo / 17:30 h.- 19:45 h.

Abrió fuego el viernes la inevitable representación vasca: Los Paniks, Zein? y La Secta. Selectas bandas, las dos primeras, que demostraron su empuje frente a la veteranía de La Secta, grupo que presentó su última y poderosa formación. Tras ellos, Jason Ringenberg se mostró algo más enérgico y rocanrolero que un par de semanas antes en el Z. Por su parte, Ben Vaughn demostró que sigue siendo todo un personaje cuando viene arropado por una banda, acompañamiento innecesario para un tipo como él, pero que proporcionó otro tono a sus composiciones. (J.F. León)

Escenario Azkena / The Jayhawks / 20:45 h.

De esta segunda vez que The Jayhawks presentaron su nuevo disco "Rainy Day Music" en nuestro país, ahora en formato eléctrico tras su anterior gira acústica, sólo cabe decir una cosa: lo volvieron a conseguir. Dejaron flotando a un respetable totalmente enamorado de sus melodías. Con un concierto preciso y muy orgánico (con múltiples cambios de instrumentos y a las voces), en el que fueron coreados con la misma intensidad tanto los viejos clásicos del grupo, como sus últimas canciones. La actuación de la banda osciló entorno a ese equilibrio suyo entre técnica y feeling. Gary Louris pareció más relajado de lo habitual (incluso se dirigió al público en un par de ocasiones), y aunque él siempre acapare la atención, es necesario señalar que en ese sonido tan especial que tienen The Jayhawks, todos los componentes de la banda juegan un papel esencial, como instrumentistas y como apoyo vocal.

La inevitable "Blue", "Waiting For The Sun", "Tailspin", una emocionante "All The Right Reasons", "Big Star", fueron conformando el repertorio de la noche. Repertorio que podía haber sido totalmente diferente y haber logrado el mismo efecto en nosotros, puesto que The Jayhawks literalmente son capaces de transportarnos con su música. Es difícil transcribir las sensaciones que transmiten las canciones de esta banda, la sensibilidad y belleza que flota en ellas, pero los fans que cantaron entregados todos y cada uno de los versos que salían de la boca de Louris, saben exactamente a qué me refiero. Una larga jam puso final a este corto set, en la que Gary Louris demostró que si bien no es un extraordinario guitarra solista, posee recursos más que suficientes para mantener la tensión en sus cortantes y saturados punteos.

Decididamente, The Jaywaks: el primer gran concierto de esta segunda edición del Azkena Rock Festival. (M.A. Velaza)

Escenario San Miguel / The Cramps / 22:15 h.

El show de los Jayhawks se alargó ante la desesperación de los fans de los Cramps, que aguardaban impacientes en el otro escenario y abucheaban cada vez que Gary Louris presentaba un nuevo tema. Finalmente, Lux Interior y Poison Ivy aparecieron ante un público entregado de antemano que no supo –o no quiso– reconocer que la pareja más cool de la cultura basura está en claro declive. Fueron en su momento los reyes de rock de ultratumba, pero es evidente que esa trabajada maquinaria ya no da más de sí, y en lo musical sólo pudo funcionar a medio gas, echando mano de los Wailers y de Count Five, además, claro está, de su habitual rapiña plagiadora de los "Back From The Grave" y del "Rumble" de Link Wray, rebautizado "Color Me Black" y dedicado a Johnny Cash (inmortalizado, por cierto, en un enorme tatuaje en el costado del bajista). Obviamente, tampoco faltaron algunos temas de su último trabajo y clásicos como "Garbage Man". El final de su show lleva escrito en el guión crampoide unos lustros ya, y Lux Interior –bastante más cascado que en su última visita, aunque con su edad, pocas pegas se le pueden poner al buen hombre– se jugó el físico en su vampirizado "Surfin' Bird". Por supuesto, Poison Ivy sigue bellísima, pero eso no sostiene una actuación, y los Cramps, pese a quien pese, fueron una gran decepción. (J.F. León)

Escenario Azkena / Cracker / 23:30 h.

Cracker protagonizaron, sin duda, una de las mejores actuaciones del Azkena Rock, pese a que la mayoría de la gente parecía estar ya tomando posiciones para la descarga de Iggy y los Stooges. Su repertorio se apoyó firmemente en sus dos últimos trabajos, por lo que el buen hacer de David Lowery y los suyos se escoró descaradamente hacia el country (de hecho, Kenny Margolis pasó mucho más tiempo aferrado al acordeón que tocando su teclado). El sonido fue estupendo, y Brandy Wood se mostró plenamente integrada en la banda, a pesar de llevar poco más de un año como integrante de la misma. Incomprensiblemente, el grupo pasó de las canciones de "Gentleman Blues", su mejor álbum, aunque sí que hizo un hueco para recordar sus tres primeros discos, quedando "Low" reservada para el bis final. Que me perdone el cielo, pero con su habitual versión de "Victoria" disfruté mucho más que con la de Ray Davies, y ya ni os cuento con la que montaron intercambiándose los instrumentos en "What You're Missing", incluyendo un par de minutos de purito doo wop... ¡Tremendos! (Antonio Costa)

Escenario San Miguel / Iggy Pop & The Stooges / 01:15 h.

Que la música de los Stooges conserva, pasados más de 30 años, toda su vigencia, es indudable. Muy adelantados a su tiempo, Iggy Pop y Ron Asheton crearon un sonido único que sigue vivo y bien, y que, por desgracia, no ha sido superado. Aclarado este punto, la cuestión era bien distinta: ¿Serían capaces, 33 años después, de trasplantar "The Stooges" (1969) y "Fun House" (1970) a un escenario?

A partir de la 1.00, tuvimos la respuesta. El show, con expectación máxima, arrancó con Iggy bramando "look out!", es decir, con "Loose", y la platea respondió cual espejo: descontrol, pogo multiplicado por mil (o por diez mil)... ¡La locura! El frenesí continuó con "1969", "Down On The Street" y llegó a su cénit en "I Wanna Be Your Dog", donde, sin embargo, se empezaron a detectar problemas: la intro de 30 segundos de la guitarra-fuzz-bisturí de Ron Asheton apenas se apreciaba, defecto que lastró todo el concierto, pues es la clave del sonido Stooges, como tampoco se oyó el wah-wah en los 7 minutos de la mesmerizante "Dirt", que esta noche no lo fue.

Y todavía faltaba la verdadera prueba de fuego: trasladar al directo el terceto "1970"/"Fun House"/"L.A. Blues", probablemente, la expresión musical máxima de salvajismo y free-form ideada por el ser humano (¿o fue el demonio?), que en Vitoria se tradujo en una domesticada versión, como si el grupo (sobre todo el saxofonista) tuviese una partitura delante, privándonos de la esencia de esa música, esto es, la audacia, la libertad, el riesgo, en definitiva, la improvisación pura.

Abortado el experimento, el concierto remontó con las simples, pero muy efectivas, "Little Doll" y "Real Cool Time", finalizando los 60 minutos con una innecesaria reedición de "I Wanna Be Your Dog", ante un público que, perplejo, no reclamó bises. (Alfonso M. M.)

Escenario San Miguel / Fireballs Of Freedom / 03:00 h.

Ante las monumentales melopeas que se agarraron los de Oregón durante los primeros días de estancia en nuestra geografía, éramos muchos los que pensábamos que a las tres de la madrugada y tras los Stooges, nos quedaríamos sin disfrutar de su poderío guitarrero por culpa de un KO etílico. Finalmente, sin embargo, el grupo cumplió su promesa de profesionalidad y, literalmente, arrasó. Mucho menos caóticas que en disco, las bolas de fuego destilaron pura esencia montañosa cargada de ecos de la guitarra de Leslie West. Dejaron muy buen sabor de boca y unas enormes ganas de verlas sobre el escenario de un club. (J.F. León)

Autor: Sonic Wave Team

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